marzo 02, 2009

Buenos aires: nueve novenos

Ocho y dieciséis de la mañana el tren llega a retiro. Presión: alta.... afuera. Adentro: Desbordante. Bajarse de un tren en Buenos Aires, Retiro, a las ocho y dieciséis sin desmayarse es toda una osadía.

En la radio: Fernando Peña y sus secuases, todos dispuestos a sacarte una sonrisa.

Cruzo Avenida del Libertador por donde no debo (pero todos cruzamos) y la Mega dice que hubo un choque en la "panamaricona". Plaza San Martín es un desierto donde en vez de fardos rodando vemos bolsas del desayuno de Mc. Donalds ($ 7,50 si pedís el tostado con un latte).

Caminar por Florida a las nueve de la mañana es todo un paisaje porteño. Los negocios se abren, la gente frena a comprar el diario, los ascensores de las oficinas tienen filas larguisimas de gente que pasa su tarjeta por el lector retornando, una vez más, a la rutina. En definitiva, Micro centro a las nueve de la mañana, es un Nueva York cualquiera....a las nueve de la mañana. Incluso aún más ahora que el café se vende en un vaso con manga y tapa, que los carteles muestran un orgulloso "take-away" y que proximamente, abrirán un nuevo Starbucks.

Llegamos a la conclusión entonces de que Buenos Aires a las nueve de la mañana no es más que un Nueva York devaluado.... a las nueve de la mañana.

Ahora bien, al caer la noche.... no es lo único que cae. La cotizacion de la ciudad cae aún mas y ya deja el paisaje porteño pseudo-primermundista para transportarnos a Mar del Plata. Si señores, a las nueve de la noche micro centro es la versión seca de lo que tan vulgarmente apodamos "La Perla del Atlántico". Si: Puerto Madero se ilumina. Si: las luces del "broadway Porteño" se encienden. Pero, Si: la peatonal Florida se ve con falta de activia, y transito lento porque los artesanos salen a vender con sus mantas. Y si: se prenden las marquesinas de Corrientes para exhibir "genialidades" y "éxitos" como "El champán las pone mimosas".

Por lo tanto, a las nueve de la mañana: vivimos en el sueño de nuestro propio centro del universo. A las nueve de la noche: nos sorprende la realidad.